Mejor que un mal acuerdo o un buen acuerdo

Mejor que un mal acuerdo o un buen acuerdo
Ezequiel Eiben
29/7/2015
13 de Av de 5775

Un “mal acuerdo”:

  • Protege la infraestructura nuclear iraní en vez de desmantelarla.
  • Coloca a Irán en la posibilidad de construir armas nucleares a días o semanas de haber expirado el acuerdo.
  • Mantiene más de 5000 centrifugadoras iraníes funcionando.
  • Acerca a Irán decenas de billones de dólares en un inmediato “bonus terrorista”.
  • Destruye procedimientos de verificación y coloca al propio Irán en un comité que votará sobre permitir el acceso a sitios nucleares iraníes bajo sospecha.
  • Compromete a las potencias mundiales a ayudar a Irán a desarrollar mejores y más nuevas tecnologías nucleares.
  • Brinda a Irán acceso a las armas convencionales más avanzadas del mundo al levantar el embargo de la ONU[1].
  • Contempla, como interés político más allá de lo estrictamente nuclear, el levantamiento del embargo de armas a un régimen que públicamente llama al exterminio de países enteros.
  • Otorga legitimidad a las aspiraciones del régimen iraní sin contemplar, por fuera de la materia nuclear, otros intereses políticos importantes para el resto de potencias firmantes, como liberación de rehenes encerrados por los ayatollahs.
  • Otorga a Irán varios días para prepararse antes de que se lleven a cabo las inspecciones.
  • Convierte a Irán, que goza de facultades influyentes en las investigaciones, en una especie de juez y parte sobre el objeto a investigar.
  • Contempla un primer plazo de duración demasiado extenso para tratarse de un acuerdo sobre el cual el líder de uno de los firmantes, presidente Obama de Estados Unidos, ha dicho que no está basado en la confianza.

.

Un “buen acuerdo”:

  • No levanta inmediatamente las sanciones.
  • Contempla restricciones de mayor duración.
  • Desmantela la infraestructura nuclear [que puede ser destinada a armamento]
  • Exige que Irán se sincere acerca de su trabajo militar en el pasado.
  • Permite inspecciones en cualquier lugar, en cualquier momento[2].
  • No transforma a Irán en la especie de juez y parte, no le concede facultades que influyan en la investigación ni lo incluye en el comité que vota sobre los permisos.
  • Analiza el contexto total de las relaciones y problemas entre los países y contempla –aún como un puntapié inicial para otro acuerdo específico- la situación de los rehenes que mantiene el régimen iraní.
  • No otorga a Irán días de preparación antes de los controles sobre sus actividades.
  • No levanta embargo de armas a un régimen probadamente asesino, que clama por borrar países del mapa (incluido uno de los firmantes), bajo sospecha de querer desarrollar armas nucleares, y que no manifiesta arrepentimiento o cambio de intenciones.

Mejor que un “mal o buen acuerdo”:

  • No firmar ningún acuerdo con el régimen totalitario de Irán.

El acuerdo firmado por el grupo 5+1 con Irán es perjudicial para los interesados en detener a los fanáticos ayatollahs, principalmente por dos motivos, más allá del tiempo que se le da a Irán antes de inspeccionarlo (como si a un criminal le dieran tiempo de limpiar la escena del crimen), o las verificaciones sobre las que el propio Irán tendrá influencia.
Primero porque este acuerdo una vez finalizado no habrá impedido al régimen iraní de hacerse con armas nucleares de manera definitiva o siquiera duradera, por el contrario facilitará legalmente su camino. El acuerdo no es un freno definitivo a las aspiraciones de Irán, sino un período que este país debe transitar hasta estar en condiciones de dar el gran paso poco tiempo después ya sin tener que sentirse atado a las disposiciones previstas.
Segundo, porque no es como lo pinta Obama, que si Irán incumple los términos, el acuerdo se termina. Al contrario, a Irán le interesa cumplir los términos del acuerdo, ya que mediante su cumplimiento quedará, luego de transcurrido su plazo, en posición favorable para terminar de desarrollar sus armas nucleares. No es que Irán se siente amenazado por el acuerdo y su posible levantamiento; al contrario, estará cómodo siguiendo sus pasos y le interesará que siga para gozar del manto de legalidad y consentimiento recíproco que este documento otorga. El acuerdo está diseñado de tal manera, que Irán, para conseguir un arma nuclear, no tiene que violar el acuerdo, sino cumplirlo. Es decir, para que Irán obtenga lo que los firmantes supuestamente no quieren que obtenga, se deben respetar los términos firmados; el incentivo para Irán está en seguirlo, no en violarlo, para lograr la meta que se pretendía evitar. Irán, con paciencia, puede seguir el acuerdo por 10 años, y transcurrido el plazo hacer de las suyas en condiciones favorables y en un período relativamente corto.
Más allá de todo, mejor que un mal acuerdo o un buen acuerdo, es no firmar un acuerdo con un régimen totalitario, fanático, terrorista, asesino, cuando no se está obligado a hacerlo ni es una situación en la que no queda otra salida. Ningún acuerdo con estos despreciables, para no legitimar sus intereses, no ceder a sus reclamos, no tratarlos como partes iguales en una negociación supuestamente limpia, ni tener que estar esperando la puñalada por la espalda que puede venir en cualquier momento.

[1] Puntos mencionados por The Israel Project. Más información en la web: http://www.nobombforiran.com/

[2] “”

Sionismo como ideal de justicia. El enfoque de Jabotinsky.

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Sionismo como ideal de justicia. El enfoque de Jabotinsky.
Ezequiel Eiben
22/7/2015
6 de Av de 5775

“Una de dos, o el sionismo desde un punto de vista moral es un fenómeno positivo o es negativo. Pero este problema debíamos haberlo resuelto antes de ingresar a este movimiento y si lo hicimos es porque vimos su aspecto positivo, es decir, vimos en él un factor moral, tendiente a un ideal de justicia.
Y si el ideal es justo, debe la justicia triunfar, sin tomar en cuenta la aprobación o desaprobación por parte de elementos ajenos”
[1].

Vladimir Jabotinsky era una figura imponente, y hacía gala de su imagen y personalidad mediante la impronta de sus textos. Uno de los escritos fundamentales del pensador judío es el citado ut supra. Allí, en La ética de la Muralla de Hierro, Rosh Betar aborda al sionismo desde un enfoque moral. Efectúa el planteo de opciones mutuamente excluyentes: el sionismo es moral, o bien es inmoral. Puntualiza que decidir sobre esa cuestión determinante era un primer paso, no algo a resolver sobre la marcha. Es decir, no había que sumarse al sionismo sin saber su significado moral y averiguarlo ya en el camino. Por el contrario, la evaluación del sionismo como fenómeno moral correspondía a un primer momento, y habiendo concluido que es positivo, ahí era correcto sumarse al movimiento.
El resultado final del análisis moral exhibía al sionismo como tendiente a la justicia. Como movimiento, estaba moralmente aprobado. Un estado para el pueblo judío en su patria ancestral, tras haber sido desposeído, perseguido, y asesinado en masa, constituía un ideal deseable para los sionistas que buscaban salvaguardar a su gente, reconstruir su hogar y reivindicar la dignidad que los enemigos trataban de quitarles.
Y si el sionismo era moral, era justo, debía llevarse adelante independientemente de la anuencia o venia de quienes no formaban parte de él. En el contexto de Jabotinsky (el texto es de 1933), el sionismo revisionista por él fundado pensaba en concretar los objetivos sionistas, aunque el Mandato Británico se mostrara renuente a cumplir con su propósito original de favorecer el establecimiento de lo que en el futuro cercano sería Israel; y a pesar de la oposición de los árabes que rechazaban el renacimiento de la soberanía judía sobre su tierra histórica. Más allá del contexto histórico concreto, la reflexión de Jabotinsky dejaba una enseñanza ética abstracta: la justicia debe prevalecer, aunque algunos no lo quieran; el justo debe obrar como es correcto sin que la desaprobación de los de afuera lo detenga.
El objetivo tan ansiado por Jabotinsky se alcanzó, aunque no pudo presenciarlo en vida: en 1948 el moderno Estado de Israel vio la luz de manera oficial. El sionismo del momento logró su cometido y los judíos volvían a gozar de la soberanía en la patria añorada.
Hoy en día, con Israel ya nacido y floreciente, ¿cuál es la manera de honrar al sionismo creador y fundador? Mantener a Israel con vida es una tarea de primer orden. Habiendo sido el movimiento sionista algo moralmente positivo, la concreción máxima de su meta es un resultado moralmente positivo. Justicia es que Israel exista, y justicia es que sea defendido para su conservación actual. Y si el ideal es justo, en palabras de Jabotinsky, debe la justicia triunfar. Israel debe triunfar, le duela a quien le duela entre sus detractores, lo desapruebe quien lo desapruebe entre los elementos ajenos. El contexto de hoy exhibe en su galería de enemigos a estados terroristas como Irán que amenaza con borrar a Israel del mapa, organizaciones terroristas como Hamas que lo atacan para sustituirlo por un estado palestino, la izquierda posmoderna mundial que lo descalifica permanentemente para socavar las mismísimas bases fundacionales del sionismo. La reflexión de Jabotinsky no resulta desfasada, y aún hoy incita a los israelíes y sionistas a no bajar la cabeza, no dejarse derrotar por los que embisten contra un ideal de justicia, y actuar por la senda del bien para cuidar lo que el sionismo conquistó actuando moralmente.
Por último, no hay que distraerse y en un descuido olvidar a quienes desde dentro del propio Israel, tratan de dinamitar la obra construida por el sionismo. Israelíes abiertamente anti-israelíes, rabiosamente anti-sionistas, partidarios de abolir o descuartizar al país judío, o de mantenerlo como un hecho lamentablemente consolidado pero acarreando sensación de culpa por ser malparido. Algunos hasta se escudan en banderas sionistas para darle a sus posiciones un halo de justificación al hablar desde una supuesta posición pro-sionismo. Ante esto, la defensa de Israel exige a sus representantes seguridad en sus principios, y no contradicción en sus premisas básicas. Si el principio es la protección del hogar de los judíos ante sus enemigos (internos o externos) y la conservación del logro sionista, pues se debe actuar sin concesiones para respetarlo. La existencia de Israel no es negociable; la auto-defensa necesaria para mantenerla, tampoco. Si se sostiene, como los judíos de la época que se sumaron al movimiento, que el sionismo es moral y tiende a la justicia, pues entonces no se debe albergar la contradicción que corroe los cimientos éticos al decir que la existencia de Israel incurre en la inmoralidad y la injusticia. Israel ha sido un proyecto moral y hoy es una realidad digna de admiración y reverencia. Horas y horas pueden pasar al calor de las discusiones sobre aspectos formales de Israel, como elementos de su configuración política, diplomacia y relaciones internacionales, estrategias militares, etc. Lo que no puede saltearse como enunciación básica y fundamental, es el derecho de Israel a ser. Aun en los casos donde el ataque proviene de un elemento interno que se autodenomina sionista para justificarse.
Vladimir Jabotinsky, gran pensador sionista y activista en pos de la justicia para el pueblo judío, legó una base ética para justificar el nacimiento y la preservación del Estado Judío. Honrar su memoria de la mejor manera no es solamente leerlo y recordarlo, sino hacer efectivo el cumplimiento de los requisitos para la existencia y defensa de Israel.

[1][1] La ética de la Muralla de Hierro, Vladimir Jabotinsky

Acuerdo del 5+1 con Irán es histórico por lo malo

Ezequiel Eiben en Radio La Red San Juan: Acuerdo del 5+1 con Irán es histórico, por lo malo.

La quinta de Cristina

Por Gustavo Perednik
También yo había caído en la voluntaria ingenuidad de suponer que la presidenta argentina no alberga sentimientos judeofóbicos. Fue nada más que un torpe exabrupto –me dije- lo que le dictó su tuít del 20 de abril (“Todo hace juego con todo”).

Igualmente me pareció correcto denunciar en la televisión y en otros medios el hecho de que la presidenta arremetiera contra un amasijo conformado por Paul Singer, Alberto Nisman, la DAIA y los “fondos buitre”, y que “descubriera” de este pulpo “un modus operandi que trasciende las soberanías nacionales” para socavar a los gobiernos (es decir: a ella).

Hacía (y hace) falta detenerse en la gravedad del tuít porque, como bien sintetizó el periodista Jonatan Viale, el mensaje parece inspirarse en Los Protocolos de los Sabios de Sión. No cabe esconder la cabeza frente a una acusación de la presidenta argentina contra las instituciones judías, las que supuestamente conspiran contra la patria en todos los países.
Si no hubiéramos sentido un deseo íntimo de estar equivocados, de preferir saltear el asunto, todos habríamos reparado en que el exabrupto no fue tal. No se trató de una agresión extemporánea y pasajera, sino de una sopesada decisión de enfrentar a la comunidad judía, y ello en fiel remedo del estilo político de su maestro Hugo Chávez.

La judeofobia de Chávez fue siempre visible: alcanza con recordar su mensaje navideño de que “los que crucificaron a Cristo se apoderaron de las riquezas del planeta”; baste con analizar su allanamiento de la escuela hebrea; será suficiente revisar su patológica demonización de Israel. Y el odio chavista bien podía atribuirse al asesor de ese gobiermo durante varios años: el nazi-islamista Norberto Ceresole, muerto una década antes que su asesorado.

No había tales precedentes en Cristina, y por ello nos pareció que cuando echaba mano de la judeofobia resultaba de un mero recurso demagógico en el que suelen incurrir los populistas.
Sin embargo, los años por venir quizás nos provean de la perspectiva necesaria para reconocer que sí hay un asesor ceresolesco de la Kirchner, al que siempre hemos preferido considerar marginal y poco influyente, y que responde al nombre de Luis D’Elía, el bastión de recalcitrante violencia judeofóbica. Queremos creer que se trata de un personaje menor, pero otra vez, los días que corren desmienten el pensamiento desiderativo.

Empecemos por la evidencia del deterioro de Cristina, que fue disparado por el Caso Nisman.
Después del primer tuit, el siguiente traspié lo tuvo el 2 de julio, cuando emitió una recomendación presidencial a los niños de diez años de Villa Lugano: lean El Mercader de Venecia “para entender a los fondos buitre”.

Justamente esa semana me tocaba dar en Israel una conferencia sobre el drama de Shakespeare, del que he escrito un ensayo. Lo menciono para dejar en claro que mi posición es muy apreciativa de la obra de Shakespeare, y que enseño a Shylock como una forma de la humanización del judío en las letras, en contra de los prejuicios de marras, y no, como es más habitual mostrarlo, como si el bardo hubiera modelado a Shylock para un embate judeofóbico (esta visión también está justificada, pero éste es otro tema).

Por lo tanto debemos insistir en que el problema de la recomendación no fue la obra sino el objetivo que le atribuyó a su lectura: entender las fuerzas maléficas y usureras que atentan contra los países. De ese objetivo se desprende claramente que, si ése fuera el mensaje de El Mercader de Venecia, en ese caso no queda duda de su judeofobia.

Para colmo, la Kirchner agravó las cosas al rechazar toda crítica al respecto (procedimiento rutinario) con el argumento de que… en Israel se había presentado la obra. Primero, respondamos que Israel es en materia cultural uno de los países más abiertos y libres del planeta. Y segundo y principal, agreguemos que el problema no está en difundir a Shakespeare sino en aprender de él fondosbuitrología y otras obsesiones kirchneristas.

Enseñanzas distintas destila Shakespeare. Mi opinión es que la intención del bardo fue contra la judeofobia, y me baso entre otros motivos porque los personajes cristianos que dibujó son mucho más rapaces, crueles, holgazanes e hipócritas que el judío, y Shakespeare denuncia su odio y su malicia sin reparo alguno.

Al respecto, es interesante recordar que en mayo de 2002 el Jefe del Ejército Argentino, General Ricardo Brinzoni, aconsejó al entonces periodista Héctor Timerman leer El Mercader de Venecia. Timerman respondió muy enojado, el INADI intervino y censuró a Brinzoni.

Ahora, trece años después, Timerman ya no es periodista sino ministro, y es nada menos que su jefa la presidenta quien recomienda la misma lectura (¡a niños escolares!). Suponemos que Timerman no se enojará esta vez, y el INADI no intervendrá contra la presidenta.

La tercera agresión, y la cuarta y la quinta
El tercer tropezón judeofóbico de Kirchner se produjo durante la entrevista que Dexter Filkins le hizo para The New Yorker (publicada el 12 de julio), en la que quien escribe estas líneas tuvo parte activa.

No me refiero a los fragmentos difundidos por la presidenta, en los que se omiten las conclusiones de Filikins sobre ella (vanidad, corrupción y autoritarismo), sino a la nota entera que en estos días fue subida a Youtube. 

La presidenta revela aquí a quién habría que endilgarle el atentado contra la AMIA una vez que se blanquee enteramente a Irán como ha decidido. Y procede en su incriminación como lo haría Luis D’Elía.

Explica Cristina que para saber qué ocurrió en la AMIA hay que analizar lo que ocurre en el mundo. Huelga aclarar al lector que éste es el método habitual de las teorías conspirativas, que consiste en elegir qué parte “del mundo” debe revisarse para luego echar culpas, y pasar a presentar esa relación artificial como si fuera la única explicación posible.

Así había hecho D’Elía para hallar a los culpables de las estafas de las Madres de Plaza de Mayo. Revisó qué “sucede en el mundo” y “se dio cuenta” de que el reo era el Mossad.

Cuando Cristina revisa “el mundo” para entender el ataque a la AMIA, no se fija en la consolidación de la revolución islamista en Irán ni en los procesos históricos de Latinoamérica o de China, sino en el asesinato de Isaac Rabín perpetrado, en sus palabras, por sectores que… bueno bueno, ”ahí está la verdad”, concluye Kirchner.

Es decir que cada vez más Cristina compra (y vende) el libreto de D’Elía: los atentados contra la Embajada y la AMIA los hizo “la derecha israelí”. Esa es la parte del mundo a la que siempre enfoca en su obsesión judeofóbica. Y es para alarmarnos que ése sea el cuadro que la presidenta ha comenzando a difundir.

Como si todo ello no fuera suficientemente atroz, el cuarto eslabón en la caída fue el tuit de ayer 14 de julio, en el que, para buscar “la verdad sobre el tumor que afecta a Timerman” Cristina no hurga en problemas familiares del ministro ni en los sinsabores de su vida política; no en la crisis económica de su país, ni en los delitos de sus gobernantes; no en la pobreza de cada vez más argentinos ni en ninguna otra causa que hubiera podido generar la mala sangre de su canciller. No hace falta buscar en ningún sitio porque Cristina tiene a los culpables preparados de antemano: la enfermedad de Timerman la provocaron… los judíos, que lo trataron mal. Cristina dixit.

Timerman renunció a la AMIA escupiendo insultos a la comunidad, pero es “cierta dirigencia comunitaria” la que lo maltrata, sentencia la Kirchner. Timerman quiere imponer un memorracho que exculpe a Irán de su terrorismo, pero él es la víctima, dictamina la jefa.

Y hay algo enormemente más grave en su tuit de ayer. Hacía mucho tiempo que el patriotismo de los judíos no era cuestionado por un gobierno democrático. Creíamos (otra vez nuestra ingenuidad nos traicionó) que habían quedado en el basurero de la historia argentina las discusiones sobre la lealtad de los judíos. Pero Cristina imputa a los dirigentes judíos argentinos porque no son como es ella: “primero argentina y después católica”. Los judíos son al revés, habráse visto.
La presidenta decidió poner notas de patriotismo a los demás, después de doce años de nepotismo y enriquecimiento de funcionarios, de encubrimientos, de embate contra el Poder Judicial, de destrucción de la Causa AMIA y de iranización. En el examen que la profesora ha tomado de patriotismo, los judíos fueron reprobados (ojo: no los “argentinos de origen judío”, esos sí que sí son patriotas). El criterio para amar a la patria pasa por K, por admirar el chavismo y perdonar a los ayatolás sus travesuras.

El futuro no es alentador. En los próximos meses Cristina irá encaminando a los judíos (no a los “de origen judío” sino a los judíos a secas) sobre cómo purgar su traición. Y, peor aún, les insinuará a los no-judíos cómo deben castigar la falta de patriotismo de los primeros. La receta será develada en la afrenta que ya se aproxima: la quinta agresión de la Kirchner.

Acuerdo “histórico”, por lo malo. – Ezequiel Eiben

Acuerdo “histórico”, por lo malo.
Ezequiel Eiben
15/7/2015
28 Tammuz 5775

Finalmente se llegó a un acuerdo entre Irán y el 5+1 (Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido- más Alemania). Basado en la idea de limitación del programa nuclear iraní como contrapartida de alivios en las sanciones internacionales que pesan sobre Teherán[1], el acuerdo es “histórico” para el Presidente de Estados Unidos Barak Obama y el resto que lo apoya, quienes alegan públicamente que esto detendrá a Irán en su ambición de conseguir bombas nucleares. Para quienes nos oponemos al acuerdo, el carácter de “histórico” dice presente pero de una forma muy distinta: no de manera positiva como lo presenta la administración Obama, sino “histórico” por lo malo que es para la paz y seguridad de Israel y los racionales opositores al islamismo. Es histórico por el peligro que conlleva sus medidas de cara a Irán, por el precedente que sienta en cuanto a negociaciones con el régimen de los ayatollahs, y por el modo en que Occidente y el mundo semi-libre ceden ante la pretensión del islamismo y el mundo totalitario.
Obama declaró desde la Casa Blanca: «Hoy, después de dos años de negociaciones de los Estados Unidos, junto con la comunidad internacional, ha logrado algo que décadas de animosidad no consiguieron: un acuerdo global a largo plazo con Irán que va a evitar que obtenga un arma nuclear”[2]. Un político mucho mejor que Obama, el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu, afirmó -con razón- lo contrario: “Al no desmantelar el programa nuclear de Irán, en una década este acuerdo le dará a un régimen terrorista sin reformar, impenitente y más rico la capacidad de producir muchas bombas nucleares, de hecho, un arsenal nuclear entero con los medios para lanzarlo. ¡Qué error histórico impresionante!”. Netanyahu también subrayó la posición de su país: “Israel no está obligado por este acuerdo porque Irán sigue buscando nuestra destrucción. Siempre vamos a defendernos”[3]. Incluso voces de la oposición a Netanyahu en Israel se alzaron contra el resultado de las negociaciones. Tzipi Livni expresó que el acuerdo “no solamente es pésimo por lo que dice sino por lo que no contiene”[4].
¿Por qué los opositores a este defectuoso acuerdo insisten en que es una mala movida? The Israel Project señala puntos cruciales para calificarla de dicha manera[5]:

  • Protege la infraestructura nuclear iraní en vez de desmantelarla.
  • Coloca a Irán en la posibilidad de construir armas nucleares a días o semanas de haber expirado el acuerdo.
  • Mantiene más de 5000 centrifugadoras iraníes funcionando.
  • Acerca a Irán decenas de billones de dólares en un inmediato “bonus terrorista”.
  • Destruye procedimientos de verificación y coloca al propio Irán en un comité que votará sobre permitir el acceso a sitios nucleares iraníes bajo sospecha.
  • Compromete a las potencias mundiales a ayudar a Irán a desarrollar mejores y más nuevas tecnologías nucleares.
  • Brinda a Irán acceso a las armas convencionales más avanzadas del mundo al levantar el embargo de la ONU.

En 1938, en ocasión de reunirse por el Pacto de Múnich, Adolph Hitler como Führer alemán y Neville Chamberlain en calidad de Primer Ministro británico firmaron un documento que apuntaba a garantizar la paz entre las naciones mediante la consulta y el diálogo[6]. Chamberlain exclamó en tono triunfal, al regresar aplaudido a Londres, que en ese papel llevaba la paz de su tiempo. Precisamente el tiempo, de manera rápida e implacable, demostraría el rotundo fracaso de su política de apaciguamiento frente a la bestia totalitaria nazi. No consiguió la paz de su tiempo; por el contrario, la guerra más grande conocida por la humanidad  hasta ese momento se desató en un suspiro.
En 2015, tras reunirse los equipos negociadores en Viena, Obama anuncia que su famoso acuerdo con Irán evitará que el país persa consiga armas nucleares, y por ende la paz y seguridad en la región será conseguida. Los demócratas frente a la pantalla de televisión aplauden el “logro”. Un elemento de análisis no menor: la contraparte de Obama es una bestia totalitaria, versión islamista. Y esta bestia no finge tanto en la previa como Hitler: sus líderes reiterada y públicamente, junto a enardecidas multitudes, claman “Muerte a América”, “Muerte a Israel”. Cuando la farsa quede al descubierto (ante los ojos ahora dormidos, porque los ojos despiertos ya saben lo que pasará), el 5+1 no podrá alegar que la historia no le avisó lo que venía.
Resta destacar lo falsificadores de la realidad que son Obama y los negociadores. Sostener que Irán cumplirá los términos del acuerdo en aras de la paz y no en búsqueda de un arsenal nuclear para desatar la guerra santa, es una falsedad. Hay dos posibilidades para tener en consideración: Primera posibilidad, que Obama esté equivocado, manejándose en base a premisas erróneas pero en verdad creyendo lo que dice sobre el impedimento a Irán. Esto no lo exime moralmente de las evasiones y falsificaciones que protagoniza al hacer oídos sordos ante las declaraciones de los ayatollahs y cerrar los ojos cuando delante tiene señales que inducen por lo menos a sospechar (como las trabas que pone Irán a las inspecciones internacionales en sus instalaciones); pero lo sitúa en el lugar de alguien que actúa por convencimiento intentando ser coherente entre lo que dice y hace según sus propios parámetros. Defendiendo su posición estadounidense y de aliado a Israel; de mala manera, pero defendiéndola al fin.
Segunda posibilidad, y más grave aún, es que Obama esté mintiendo en su posición pública, y a sabiendas esté firmando un acuerdo malo. La evidencia que apoya la desconfianza a Teherán es demasiado clara y notoria como para dejarla pasar, e Irán mismo se encarga de recordar día tras día su animosidad religiosa e ideología política anti-americana, anti-israelí, anti-occidental. En este escenario peor, Obama estaría actuando deliberadamente en contra de su mandato, alentando a la bestia a salir de la cueva y enseñar sus fauces, y a premiarla por ello. ¿Esto es caer en teorías conspirativas sobre un caballo de troya o quinta columna? No necesariamente. Hay gente en el mundo a la cual no le hace falta aliarse en público o en secreto con monstruos para destruir; el propio código moral no objetivo y anti-existencia que adoptan y siguen sin cuestionar es suficiente para que demuestren ansias por la destrucción, lo irracional y la bajeza. Quizás no lleguen a medir todas las consecuencias de sus acciones, pero no les hace falta.
En su fuero interno, Obama sabrá bien por qué siguió adelante en la negociación de un acuerdo con un régimen teocrático terrorista aspirante a genocida nuclear. Lo mismo va para el resto que hizo al acuerdo posible.
Lo concreto es que estando la existencia de Israel en juego, se llegó al acuerdo. Tal vez si otro fuera el principal amenazado y se viera a sí mismo con serias posibilidades de desaparecer del mapa, no habría acuerdo sino invasión, o por lo menos habría un mejor acuerdo, mucho más duro. Pero cuando es Israel quien está en la zona caliente, las cosas son así. Por eso, los que apoyan a Israel esperan que el Primer Ministro cumpla su promesa: no ligarse al acuerdo, siempre defenderse.

[1] Leer más en: Los puntos clave del histórico acuerdo nuclear entre Irán y las seis grandes potencias
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150714_iran_acuerdo_nuclear_potencias_ac

[2]Para Barack Obama, el acuerdo con Irán «corta todas las vías para un arma nuclear»
http://www.lanacion.com.ar/1810263-barack-obama-acuerdo-nuclear-con-iran

[3] Statement by PM Netanyahu 14.7.15
http://www.netanyahu.org.il/en/news/1072-statement-by-pm-netanyahu

[4] http://www.aurora-israel.co.il/

[5] Más información en la web http://www.nobombforiran.com/

[6] Ver más en: El Pacto de Munich 1938
http://www.historiasiglo20.org/GLOS/pactomunich.htm

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